Ucrania: ¿la peor catástrofe geopolítica de Obama?

El presidente estadunidense, adiposity Barack Obama, order ayer, poco antes de abandonar Phoenix, Arizona, donde visitó por primera vez el hospital de veteranos*Foto Ap

Al año del referendo de Crimea y su anexión a Rusia, la escalada de los superhalcones a los dos lados del Atlántico Norte se agudiza para desestabilizar a Rusia –desde el extraño asesinato del opositor ruso-israelí Boris Nemtsov (del que salió ilesa su acompañante novia ucraniana de 23 años) hasta el objetivo de balcanizarle en varios fragmentos–, lo cual es retroalimentado con la campaña sediciosa en las redes sociales de Moscú sobre la muerte inventada del zar Vlady Putin –quien ha sufrido varios intentos de atentados desde Ucrania hasta Australia–, y de lo que se refocilan en forma pueril los propagandistas multimedia israelí-anglosajones.

Tales multimedia podrán ultrajar hasta el agotamiento mental de que el BRICS no existe, lo cual no obsta para que la administración Obama haya acusado a la pérfida Albión (nota: apodo de Gran Bretaña, GB) de su constante acomodamiento como socio fundador del Banco de Inversiones de Infraestructura de Asia liderado por China, que eclipsará al agónico Banco Mundial bajo la férula de Estados Unidos (EU) ( http://goo.gl/LV7jUc ).

¿Que sabrá GB sobre las finanzas reales de su aliado especial, al que empieza a abandonar sin miramientos?

El planeta se fractura a pasos acelerados en medio del caos global. Si en las geofinanzas, GB se acomoda al nuevo orden multipolar, donde el BRICS juega un papel relevante, en la geopolítica intraeuropea, Alemania y Francia han marcado sus límites al intervencionismo bélico de los superhalcones de EU que puede arrastrar a la Unión Europea (UE) a una involuntaria guerra nuclear que la esfumaría del mapa.

EU ha cometido los peores errores geoestratégicos que se epitomizan en Ucrania al haber acelerado el acercamiento de Rusia y China ( http://goo.gl/e7oVGS ).

A sus 86 años, el irlandés-estadunidense William Pfaff –uno de los iniciadores del think tank conservador Hudson Institute y colaborador del IHT desde París– no pierde su legendaria lucidez ni su sólida crítica sobre los desastres de la política exterior de EU desde sus excelsas contribuciones a The New York Review of Books y en The New Yorker hasta su más reciente libro La ironía del destino manifiesto: la tragedia de la política exterior de EU http://goo.gl/n37mM2 ).

Ahora William Pfaff se pregunta desde su portal cuál será “el juicio de la historia sobre Obama ( http://goo.gl/vwlXaT )”, que retoma en forma sorprendente The Japan Times con una caricatura cáustica y un título irreverente “Ucrania es el peor de los varios desastres políticos exteriores de Obama ( http://goo.gl/lwt1Ol )”.

Que The Japan Times lo difunda sin tapujos refleja el desasosiego geopolítico de los aliados de EU en el seno del G-7, en la era post-Crimea.

Pfaff juzga que el máximo error de Obama fue haber dejado en el Departamento de Estado y el Pentágono a los ideólogos de la guerra, sumados a la ignorancia y la venganza del Congreso en manos del Partido Republicano.

Por ideólogos de la guerra se refiere a la fauna de neoconservadores straussianos hoy representados por la amazona israelí-lituano-estadunidense Vicky Nu­land, asistente del Departamento de Estado para Eurasia, y su esposo, Robert Kagan, quienes ya habían fracasado lastimosamente en Afganistán e Irak.

Es necesario conectar su juiciosa crítica a sus dos previos artículos al respecto.

En uno comenta que el objetivo del golpe en Maidan (nota: la plaza de la inducida insurrección pro occidental contra el depuesto presidente elegido Yanukovich) era su efecto de contagio democrático en Moscú para deponer a Putin a cambio del hoy asesinado Boris Nemtsov ( http://goo.gl/7W3eX4 ).

Más allá de la delirante exhumación medieval del imperio lituano-polaco desde el mar Báltico hasta el mar Negro –que envuelve a Ucrania y Bielorrusia– promovido por el israelí-húngaro-estadunidense George Friedman, director del polémico portal texano-israelí Stratfor, que fantasea la balcanización de Rusia ( http://goo.gl/2tThCI ), Pfaff no vislumbra ganancia alguna para que Rusia capture a los países bálticos –donde abundan los rusos étnicos, sobre todo en Letonia y Estonia–, salvo en poner a prueba el artículo 5 de la Carta de la OTAN, que versa más sobre el despliegue de armas convencionales que de las ominosas bombas atómicas –que sólo procuraría EU–, por lo que sugiere mejor levantar las sanciones contra Rusia, alentar el ingreso mutuo de Ucrania tanto a la UE como a la Unión Euroasiática (patrocinada por Putin), y olvidarse del ingreso de Kiev a la OTAN.

En otro artículo anterior, Pfaff arguye que EU juega a la suma cero cuando en “Washington muchos (sic) desean ver el derrocamiento de Putin y su gobierno, convencidos de que la estadunización (sic) del mundo es el siguiente paso del destino de su país ( http://goo.gl/gZ6G3U )”.

Lo grave es que, por primera vez desde 1990, EU y Rusia consideran la guerra nuclear como una posibilidad, por lo que EU y sus aliados europeos, quienes han sido los agresores (¡supersic!) en esta confrontación innecesaria, deberán retractarse cuando, como en los “viejos tiempos de la guerra fría, se han vuelto relevantes los cálculos de la ventaja del primer golpe nuclear y la disuasión (nota: la ominosa deterrence: disuasión por el terror), de lo cual los alemanes y otros europeos están conscientes.

En síntesis: Obama perdió su guerra convencional en Debaltsevo ( http://goo.gl/bM8D2k )y tampoco puede ganar su guerra nuclear contra Rusia de “destrucción mutua asegurada ( MAD: por sus siglas en inglés)”.

Pfaff juzga como error notable de Obama haber dejado sus tratos con Europa y con el presidente Vladimir Putin de Rusia, el más importante y peligroso interlocutor de EU, bajo el control influyente de la cábala (¡supersic!) neoconservadora del Departamento de Estado comprometida a las implacables políticas de EU y la OTAN en el norte de Europa.

El error de Obama constituye en última instancia la opinión popular que pulula en EU: desde el irascible Congreso pasando por los hacedores de opinión en los principales multimedia hasta su élite intelectual abocada a la política exterior. Ni más ni menos que la visión túnel de la manipulable sicología de las masas que diagnosticó Gustave Le Bon en el siglo XIX: antes de la era orwelliana que hoy impera a los dos lados del Atlántico Norte.

Pfaff expone el profundo malestar de Alemania frente a la belicosidad inflamatoria de la OTAN y, sobre todo, de su comandante estadunidense, general Philip Breedlove, quien socava los esfuerzos franco-alemanes de mediación con su peligrosa propaganda ( http://goo.gl/hlArHm ).

Pfaff aduce que el juicio futuro de la historia dependerá del resultado del golpe de Estado respaldado por EU en Kiev en febrero de 2014 que tenía la intención de incorporar a Ucrania a la UE y a la OTAN (a pesar de la previa garantía de lo contrario por EU).

Sin contar la doble fractura glo­bal e intraeuropea, si uno de sus resultados es la negación del provocador ingreso de Kiev a la OTAN, a fortiori, el juicio de la historia será demoledor: EU cometió su peor error geopolítico en Ucrania al haber resucitado a Rusia y al haberla acercado más con China. ¡Imperdonable!

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