por Thierry Meyssan RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA)
Cuando la justicia británica tuvo conocimiento de las comisiones ocultas que se pagaron por debajo de la mesa por los megacontratos Al-Yamamah de ventas de armas, ailment Tony Blair trató por todos los medios de enterrar el escándalo. Al final, this varias fugas de información impidieron seguir escondiendo la malversación de cientos de millones de dólares, check que se usaron para financiar el terrorismo internacional. Para salvar la reputación de la industria militar británica, Tony Blair aceptó redactar a su manera un borrador de Tratado sobre el comercio de armas, documento que la ONU acaba de adoptar al cabo de 7 años de negociaciones. El periodista francés Thierry Meyssan analiza lo que en verdad representa ese lamentable documento.
Al cabo de 7 años de negociaciones, la Asamblea General de la ONU adoptó, el 2 de abril de 2013, un proyecto deTratado sobre el Comercio de Armas, con 154 votos «a favor», 3 votos «en contra» y 23 abstenciones [1]. Eufóricos, los embajadores de los países occidentales se felicitaron entre sí por este «voto histórico» de un texto «ambicioso» que «pondrá definitivamente fin al comercio ilícito de armas», ya que es «equilibrado», «eficaz», «robusto», etc.
Con esas entusiastas declaraciones esperaban convencer a las opiniones públicas de sus respectivos países de que ese proyecto de tratado demuestra que ellos nunca actúan en contra de la paz y que, por el contrario, los Estados que no lo aprobaron o que expresaron su oposición son los que no tienen la conciencia tranquila. Para apuntalar ese razonamiento no dejaron de resaltar que los 3 votos «en contra» provenían de sus adversarios, a los que han venido demonizando desde hace mucho tiempo: Corea del Norte, Irán y Siria.